Comenzamos la agenda del viaje a la India. El 3 de agosto, a las 3'15 horas de la madrugada habíamos quedado todo el grupo en la estación intermodal de Huesca para coger el autobús con destino al Aeropuerto de Barcelona. Casi nadie había dormido nada esa noche. Y el viaje no iba a ser corto precisamente.
Al llegar a la Panadella, parada para cuestiones técnicas y comer el último bocadillo de jamón. Pero... Oh sorpresa, a esa hora todavía no había así que cortado y bollería... y a seguir adelante.
Había que llegar a la nueva terminal del Aeropuerto de Barcelona, facturar maletas... y buscar esa terraza que nos habían dicho que se podía fumar.
A las nueve salía nuestro vuelo hacia Zurich donde hacíamos escala para proseguir el viaje a Delhi.
Zurich obligaba a un cambio de terminal y no había mucho tiempo para ello, así que sin entretenernos.. a la terminal dónde salía nuestro vuelo y nuevamente a buscar una "pecera" llena de humo donde fumar el último cigarrillo antes de aventurarnos a las casi ocho horas de vuelo que se avecinaban.
Una vez en el avión, a manejar la pantallita y buscar alguna peli que estuviese doblada al Castellano... por cierto que tenía pocas. (KLM tiene muchas más pelis y muchas más en castellano) Al final, lo más socorrido, el GPS que te informa del lugar que estás sobrevolando, el frío espantoso que hace en el exterior, y la velocidad que lleva el aparato.
Las dos últimas horas parece que no pasan nunca. El GPS parece que se ha congelado con el morro del avión rozando Delhi pero sin llegar nunca. El "mono" nicotinense comienza a aparecer y ya han terminado de pasar comidas, bebidas, carritos de compras y demás. Lo único que entretiene es rellenar el papelito de inmigración y ... oh novedad... un cuestionario sobre la gripe "A".
Llegamos a Delhi de noche. Muy tarde en la hora local. Y comienzan las sorpresas. Nos recibe un equipo médico, enfundados en batas y mascarillas con una maquinita que informa de si algún pasajero lleva fiebre y donde tienes que entregar el papelito en cuestión. Y luego las interminables filas de control.
Recogemos las maletas y a la calle, donde nos espera el guía y el autobús. Ya estamos en la India. El Calor no engaña... Prohibido decir que hace calor so pena de un euro. Que por mucho que lo digas nadie te lo va a quitar.
Y preparados para el caótico circular (con obras incluidas que están alargando el metro de Delhi hasta el Aeropuerto) que nos ha de conducir al hotel que nos albergará las primeras noches. El hotel HANS PLAZA, correcto hotel de ciudad.
Y a dormir, que es tarde y el cuerpo no está para más aventuras.
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