Después de visitar el hogar de las hermanas de la Caridad nos fuimos al centro de la ciudad a mercadear. Algunos queríamos comprar las afamadas especias indias, sobre todo la canela de Madrás y Té para llevar a España. El mercado estaba encharcado lo que obligaba constantemente a tener cuidado. El problema no era mojarte, sino las manchas que dejaría esa agua tan sucia.
Pudimos comprar las especias y unos nardos fresquísimos y muy baratos. "Compre nardos, caballero..." Estábamos en la ciudad del amor, así que... un detalle para enamorados y para los que no lo están, pero dentro de pocas horas se enamorarían de la gran belleza que nos aguardaba: el Taj Mahal.
No tengo fotos del mercado, pues entre compras, regateos, y charcos no había tiempo para desenfundar la cámara. Lo siento.
Después de las compras al hotel. Ducha, cena, copa y a la cama, que al día siguiente había que madrugar para visitar temprano la joya.
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